EFECTO DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA EN LAS CARACTERÍSTICAS NEUROMUSCULARES Y EL RITMO DURANTE UNA CARRERA DE 10 KM
En un estudio de Damasceno et al. (2015) publicado en la European Journal of Applied Physiology, se analizó el efecto del entrenamiento de la fuerza en 18 corredores aficionados moderadamente entrenados (tiempos en 10km de 35 a 45 min) sin experiencia previa en dicho entrenamiento. Se dividieron en grupo control (CG) y grupo de entrenamiento de fuerza (STG) durante 8 semanas dos veces por semana focalizando el entrenamiento en los extensores de la pierna por ser los principales implicados en la carrera a pie. El programa constaba de 4 ejercicios (media sentadilla, press de piernas, flexión plantar y extensión de rodilla) y de 2 a 3 series descendiendo de unas 8-10 hasta 3-5 repeticiones a medida que avanzaba el programa. Los efectos del entrenamiento se controlaron a partir de un test incremental, un test de velocidad constante, el tiempo en 10km, el test drop jump, 30-s Wingate test y un test de RM, donde la electromiografía fue medida.
Después del periodo de entrenamiento, la velocidad pico, test una RM y drop jump fueron significativamente superiores en STG. Lo más relevante fue que, a pesar de no mejorar en algunas variables fisiológicas determinantes en resistencia, STG mejoró significativamente respecto a CG el tiempo en 10k y, concretamente, la velocidad en los últimos 2,8km. Así, se vio como CG empeoraba el tiempo en 10k un 0,7% y el STG mejoraba un 2,5%. Previamente se ha demostrado que el sistema neuromuscular es trascendental para mantener altas velocidades de carrera, porque lo que se sugiere que el tipo de entrenamiento realizado provoca mejoras fundamentalmente por adaptaciones neuromusculares.
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PD: como en el artículo no se expone si las repeticiones en cada serie eran máximas o bien estaban determinadas por la pérdida de un porcentaje concreto en la velocidad de ejecución, se lo preguntamos directamente a la principal autora de la investigación que respondió de manera muy amable. Las repeticiones realizadas por los atletas en cada fase de entrenamiento eran máximas basadas en la percepción de esfuerzo, siendo ésta siempre de 19 o 20 (refiriéndose a la Escala de Borg de 6 a 20). Así que la última repetición era realizada con el máximo esfuerzo, pero sin llegar al fallo.