DIFERENCIAS DE RENDIMIENTO DE HOMBRES Y MUJERES EN RUTA Y TRAIL. PARTE 3: ANÁLISIS Y CONCLUSIONES
Si has leído la parte 1 y la parte 2, seguramente ya tendrás tus propias conclusiones. En este última nota, trato de dar las mías. De hecho, este minianálisis de competiciones y diferencias de rendimiento entre hombres y mujeres vino motivada por eso mismo: para dar respuestas a algunas inquietudes y sacar conclusiones que se puedan aplicar y mejorar el proceso de entrenamiento y con ello el rendimiento.
En la foto, Ann Trason, corredora de ultramaratones estadounidense considerada una de las mejores corredoras de ultratrail de la historia, colándose en varios podios entre corredores masculinos en clasificaciones generales.
En primer lugar, la principal inquietud era comparar y ver qué variables podían ser causantes de la diferencia de tiempo relativamente grande en un kilómetro vertical (KV) y algunas otras competiciones de trail más cortas, tanto entre hombres y mujeres como entre los ganadores y el resto de participantes, especialmente respecto a carreras de ruta de duración similar. Por ejemplo, en el campeonato nacional de KV de 2020 el ganador masculino (Pere Rullán) obtuvo una diferencia de unos casi 7 minutos respecto a la ganadora Ingrid Ruiz (y más de 8 minutos de diferencia respecto a la segunda y tercera corredora). En el campeonato nacional de 10km, sin embargo, vemos una diferencia de aproximadamente 3 minutos y medio entre ganadores, por lo que si entendemos que un KV y un 10km de ruta pueden tener una duración similar (35:08 VK vs 30:18 ganadores nacionales de KV y 10km y 41:58 vs 33:49 las ganadoras), la diferencia entre rendimientos es bastante más acentuada en un KV (prácticamente del doble en términos tanto relativos como absolutos). Y es que además, si comparamos los tiempos de los ganadores de un 10k con los tiempos medios o de la ‘gran masa’ de corredores, sería muy complicado ver tanta diferencias como en un KV.
¿Hay algún factor social que pueda disminuir la participación de mujeres? ¿O simplemente el trail running es un deporte joven con menos masa de participación en el que se irán atenuando diferencias a medida que pase el tiempo? ¿Es un KV vertical menos entrenable? ¿Cualidades y/o determinantes del rendimiento diferentes que se necesitan en el trail y en ruta a pesar de duraciones y intensidades relativas similares? Seguramente, algunas de estas preguntas se quedarán sin contestar añadiendo, pero vamos a intentar responderlas, al menos en parte.
Recordatorio-resumen respecto a artículos anteriores:
- Récords del mundo en atletismo de fondo con muy ligera tendencia hacia menor diferencia a mayor distancia y clara reducción de dicha diferencia en los 100k, lo cual no se reproducía a nivel nacional ni en récords ni en los campeonatos nacionales (tendencia inversa).
- Viendo campeonatos internacionales de trail y los récords de KV, hay ligeramente mayores diferencias porcentuales que en carreras de ruta internacionales en todas las distancias, mientras que en competiciones nacionales de trail la diferencia ronda casi siempre el 20%.
- A nivel nacional, en trail running hay bastante mayor diferencia que en ruta entre hombres y mujeres en pruebas ‘cortas’ (VK vs 10k), ligeramente mayores en las pruebas ‘medias’ comparadas y menor diferencia en ultradistancia.
- Por tanto, si ‘emparejamos’ cada carrera de trail con una de ruta de similar duración de las comparadas (10k vs KV, línea corta vs media maratón, línea larga vs maratón y 100k vs ultratrail), menos en ultratrail que hay menor diferencia que en 100km, en el resto hay mayores diferencias en trail running (de hasta 10%) respecto a su ‘pareja’ de ruta.
- En cuanto al análisis de la UTMB y en sus distancias más reducidas, posiblemente sería en análisis más sesgado, puesto que dependería del nivel de participantes ganadores y ganadoras. De hecho, las diferencias oscilan entre el 7,4% hasta un 34,4% atendiendo a todas las distancias, habiendo una tendencia hacia mayores diferencias entre ganadores a mayor distancias. En todo caso, en la prueba reina (UTMB), y quizás más representativa, habría siempre una diferencia mayor a un 20% del tiempo de carrera.
Y con todo ello, surgen una serie de preguntas.
- ¿Son las mujeres realmente más eficientes en larga distancia?
Según los datos recolectados, no se podría responder con claridad. Mientras que el récord de los 100km nos hace pensar que sí, otros datos, especialmente en trail running o resultados en campeonatos y récords nacionales parecen apuntar que no. Pero no olvidemos que este análisis, aunque puede ser de ayuda, seguramente es demasiado reduccionista y con demasiada poca información para sacar conclusiones verdaderamente representativas. En todo caso, parece estar aceptado que las mujeres reducen el ‘hueco’ de diferencia con los hombres en larga distancia. Una mayor capacidad de oxidación de grasas e incluso factores como mayor capacidad de sufrimiento -capacidad innata de tolerancia al sufrimiento del parto- (Puleo & Milroy, 2010) y una gestión más prudente del pacing de carrera han sido algunas de las variables propuestas por la que se cree que las mujeres, de manera general, tienden hacia un mayor perfil ‘resistente’ frente a un perfil más ‘potente’ de los hombres. Y también hay ciencia al respecto.
Por ejemplo, en un reciente estudio (Baumgartner et al., 2020) se analizó reducía el ‘hueco’ de rendimiento entre ciclistas masculinos y femeninas de ultradistancia. Se analizaron más de 12.000 resultados en pruebas de 100, 200, 400 y 500 millas de un período mayor a 20 años, en los que se encontraron diferencias significativas en el rendimiento entre hombres y mujeres en distancias de 100 y 200 millas (menores en 200) pero no en las pruebas de 400 y 500 millas, sugiriéndose que las diferencias de rendimiento decrecían ya a partir de las 200 y se estrechaban mucho más en distancia de 400 y 500 millas. Traducido -de manera simplista- en tiempo, en pruebas de una 6 horas habría más diferencia que en pruebas de unas 14 horas, y a partir de pruebas de unas 30 horas habrían apenas diferencias. En la misma línea, en otro estudio (Waldvogel et al., 2019) se analizaron más de 300.000 datos de más de 140.000 esta vez de corredores desde 1963 a 2017 en carreras de todo el mundo de ultramaratón de 50 y 100 millas de distancia. De manera similar al estudio anterior, se concluyó que había una menor diferencia de rendimiento entre hombres y mujeres en las carreras de ultra más largas (100 millas en esta caso) respecto a las más cortas (50 millas).
En la foto, Jasmin Paris, corredora de ultratrails británica y destacada ganadora general de 'The Spine Race' 2019, ultramaratón de 430 kmi Fue la primera mujer en lograrlo de manera absoluta poniendo en duda, después de unas 83 horas y dando de amamantar a su hija en los avituallamientos, la diferencia de rendimiento entre hombres y mujeres en ultradistancia.
En el caso de la distancia maratón, comentamos algunos datos interesantes. En un estudio (Deaner et al., 2015) en el que se analizaron 14 maratones de EEUU en 2011, se vio que se mantenía de una manera bastante constante la diferencia de un 12,4% de media en el rendimiento en las diferentes edades entre corredores y corredoras. Sin embargo, lo más relevante fue que los hombres perdían más porcentaje de velocidad durante la carrera lo que sugería que, de manera general, las corredoras gestionaban mejor el ritmo de competición, lo cual se atribuía a factores fisiológicos como un menor grado de hipertermia y una mayor oxidación de grasas y también, de manera muy interesante, a factores psicológicos y sociales como una posible mayor tendencia a asumir riesgos por parte de los hombres y una mayor prudencia por parte de las mujeres. Por otra parte, de manera muy similar se ha visto que, también en maratones en EEUU, había una diferencia significativa de pérdida de velocidad entre hombres y mujeres de la primera a la segunda parte de una maratón, especialmente de aquellos que tardaban más de 3h y aquellas que tardaban más de 4h (Kais et al., 2019). Además, en todos los grupos se vio que las mujeres con el mismo tiempo en maratón que los hombres perdían un porcentaje de velocidad menor de la primera a la segunda mitad de la prueba.
Imagen 1. Gráfico que compara las diferencias de pérdida de ritmo entre la primera y segunda parte de una maratón en cada grupo según el tiempo final. Vemos que, en todos los grupos, las mujeres pierden menos porcentaje de ritmo, lo que indicaría una gestión del ritmo más regular (Kais et al., 2019).
En otro reciente estudio (Knechtle et al., 2020) se analizaron los resultados de más de 370.000 ‘finishers’ de la maratón de Boston desde 1972 a 2017. Considerando todos los finishers se vio que, de media, los hombres eran un 10,7% más rápidos que las mujeres, con unas 3h 38’ y unos 4h 03’ de tiempo medio respectivamente. Además, se vio que las diferencias entre los top 10 masculinos así como el ganador y la ganadora se reducía año a año, habiendo en 1978 diferencias mayores al 30% respecto al 15,5% y 18% de 2017 respectivamente. Lo cual, dicho sea de paso, sería un porcentaje de diferencia mayor a lo visto en récords del mundo pero similar a campeonatos nacionales españoles.
No obstante, en otro estudio (Hoffman, 2008) se comparó el tiempo de hombres y mujeres (se hicieron 'parejas' de rendimiento) que obtuvieron un rendimiento similar en una prueba de trail running de 50km con su rendimiento en una prueba de 80 y otra de 161km. Se vio que no había diferencias entre la comparativa de rendimiento entre estos hombres y mujeres en una carrera de 50km respecto a las de 80 y 161km. Quizás, 50km ya es una distancia suficientemente larga para 'equiparar' en mayor el rendimiento y quizás en trail running hay algunos factores más que debemos tener en cuenta, como después veremos. De cualquier modo, de manera empírica seguramente conocerás a corredoras que rinden mejor en largas comparándolo con rendimientos de corredores masculinos similares en más cortas (especialmente carreras de ruta); o un corredor y una corredores con una misma VAM (velocidad aeróbica máxima) pero que cuando se aumenta la distancia la corredora ofrece mayor rendimiento. En este sentido, la propia IAAF (Federación Internacional de Atletismo), en un documento en el que predice marcas según rendimiento en otras distancias, hace predicciones más optimistas para las mujeres a medida que se alarga la distancia. Por ejemplo, un corredor con un 39:00 en 10km se le estima un 1:26:18 en media maratón, un 3:09:03 en maratón y 9:36:38 en 100km. Sin embargo, una corredora con un 39:00 en 10k, se le predice un 1:25:03 en media maratón, un 3:05:17 en maratón y 8:31:59 en 100km. ¡Más de una hora de diferencia en ultradistancia! Por tanto, todo parece indicar que las mujeres deportistas de resistencia podrían reducir el hueco de rendimiento existente con los hombres a partir de cierta distancia y, a mayor distancia –especialmente en las pruebas más largas de ultradistancia- podría decrecer más dicho hueco. No obstante, esto no siempre se manifiesta así, y ahí posiblemente es donde entraría la parte social.
- ¿Qué influencia tiene la parte social en los datos?
¿Por qué los americanos son los mejores en béisbol o en básquet? ¿Por qué los japonenes dominan el sumo y los australianos dominan el críquet? Más participantes, mayor número de fichas federativas, mayor inversión en ese deporte… hacen aumentar la probabilidad de que surjan talentos y con ello que en cada campeonato puedan están los mejores o haber mayor o menor nivel. Es lógico pensar, por ejemplo, que en el maratón de Bostón de 1972, con un 3% de participación de mujeres, las diferencias pudieran ser más grandes que con un 45% de participación femenina en 2017. Por ello, a mayor igualdad de sexos en número de participantes, los análisis serán menos sesgados y más representativos. Dicho esto, podríamos hacer dos (más dos) comparativas diferentes. En un primer caso, lo que pasa en el alto nivel en atletismo de fondo y en trail running; y, por otro, lo que pasa a nivel de la gran masa de practicantes en estas dos modalidades.
A nivel de la gran masa de participantes, está claro que el hueco entre hombres en las diferentes pruebas –especialmente aquellas más recientes- se han ido reduciendo debido a que cada vez la participación de las corredoras es mayor en números absolutos y relativos. Sin embargo, el pobre ratio de participación de corredoras en algunos casos sería un factor social que condicionaría la conclusión respecto a los resultados. En este sentido, se ha descrito un menor ratio de participación de mujeres en ultradistancia y que, cuando la ratio mujeres/hombres era relativamente alta, parecía reducirse la diferencia de rendimiento especialmente en competiciones a partir de los 3 días de duración (Knechtle et al., 2016). De hecho, corredoras y corredores en un mismo ‘nivel’ en clasificaciones que tienen en cuenta los mejores rendimientos internacionales (imagen 2 o imagen 3), probablemente sean las corredoras las que obtendrían mejores puestos clasificatorios absolutos en diferentes carreras, especialmente a nivel regional, autonómico y en algunos casos nacional.
Imagen 2. Clasificación en base al umbral funcional de potencia del corredor/a (Van Dijk & Van Megen, 2017).
Imagen 3. Valoración del corredor o corredora en función de distintas variables (Esteve-Lanao, 2007).
De todas formas, la tendencia es, como hemos dicho, a reducir la ratio. Por ejemplo, como hemos avanzado, la participación femenina ha aumentado desde la participación alrededor del 3% de mujeres del total de participantes en 1972 al 45% en 2017 en el maratón de Boston, lo que habría provocado una reducción de alrededor de un 15% de la diferencia entre el ganador y la ganadora de la maratón de Bostón (Knechtle et al., 2020). Todo ello podría explicar mayores diferencias en pruebas o modalidades en las que hay menos participación femenina y, entendiendo que el trail running es un deporte más joven con probablemente mayor margen de crecimiento y con todavía una necesidad de consolidarse, ello podría explicar las mayores diferencias en algunos casos. Por otro lado, dicha diferencia en la ratio podría ser menos patente en los récords del mundo de atletismo y de ahí menores diferencias por una muestra mayor y más representativa.
No obstante, esto no ayudaría, en teoría, a explicar por qué a nivel nacional hay bastante más diferencia en los récords de algunas pruebas de fondo que a nivel mundial. Por otra parte, en trail running España cuenta siempre con muchos corredores y corredoras entre los primeros puestos clasificatorios tanto de europeos como de mundiales, lo que indicaría un alto nivel de ambos sexos. Sin embargo, aunque sin datos en la mano, parece bastante claro que todavía hay más atletas masculinos que femeninas lo cual, como sabemos, implica mayor número de participantes que implica mayor posibilidad de obtener resultados excepcionales. Por ejemplo, llama la atención el caso de Gema Arenas, ganadora del campeonato de España de Maratón y a su vez del Campeonato de España de Ultratrail –y 4ª en el mundial de trail de 2018 y 2ª española-. A modo de reflexión, ¿sería posible ver un mismo corredor masculino que ganase estas mismas pruebas en una campeonato nacional? Seguramente las cualidades que necesita un corredor de ultratrail son diferentes a las que necesita un maratoniano. Ello muestra la capacidad excepcional de esta corredora, pero a su vez nos hace pensar que un mayor número de corredoras en estas dos modalidades haría necesaria una mayor especialización hacia una u otra para optar por la victoria.
Por tanto, parece que determinadas características fisiológicas (y psicológicas) nos indican que las corredoras podrían reducir la diferencia con los hombres a medida que se alarga la distancia, pero ello quedaría condicionado por factores sociales. Por ello, probablemente se pueda responder a con mayor certeza a si en un futuro los récords de España se acercarán más entre sexos tal y como sucede con los del mundo cuando el número y la ratio de participación aumente y haga aumentar a su vez la maestría y especialización en diferentes modalidades. Pero, ¿y qué pasa en trail running? Además de esta parte social que también condicionaría al trail, sabemos también que es un deporte en fases más tempranas de crecimiento y consolidación. Sin embargo, también podrían haber diferentes necesidades y requerimientos en el rendimiento que podría aumentar este hueco o no entre hombres y mujeres.
- ¿Diferentes determinantes o diferencias fisiológicas que podrían relacionarse con los datos?
De manera general y resumida, además de las variables fisiológicas determinantes del rendimiento en carreras de resistencia de ruta, en carreras de trail cobrarían relevancia en mayor medida factores neuromusculares (especialmente la fuerza en miembros inferior y sobre todo en extensores de la rodilla), la prevención del daño muscular (relacionado con lo anterior) y la resistencia a la fatiga (o índice de resistencia), la propia VAM o potencia máxima en subida, y el coste energético de caminar y de carrera en pendiente. De todos estos factores, los que mayor podrían diferenciarse entre sexos serían el VO2máx y factores neuromusculares (fuerza).
En un KV, la prueba en la que de manera general hay gran diferencia entre hombres y mujeres a todos los niveles, se compite en su mayoría –al menos en corredores de alto nivel- por encima del segundo umbral ventilatorio (Rodríguez-Marroyo et al., 2018), lo cual otorgaría relevancia a un alto VO2máx en términos absolutos y relativos. Además, dado que en la carrera uphill o cuesta arriba hay una mayor influencia del VO2máx que correr en llano (Björklund et al. 2019) y que la máxima potencia aeróbica es el mayor factor limitante para el rendimiento de carrera uphill (Townshend et al., 2010), se podrían explicar en parte algunas diferencias. Además, dado que el VO2máx pasa a ser en mayor medida limitante más que determinante en ultradistancia, podría concordar con que de manera general las corredoras tiendan a reducir las diferencias en larga distancia.
Adicionalmente, sabemos que los hombres generalmente tienden a tener mayor predisposición hacia una composición corporal con un menor porcentaje graso y una mayor masa muscular, además de un perfil hormonal más favorable. Ello hace que los deportistas masculino tengan una mayor predisposición a tener altos valores de fuerza y potencia tanto en términos absolutos como relativos. Por ejemplo, a finales de 2019 realizamos una batería de test, junto al resto de compañeros del equipo técnico, a los corredores y las corredoras del equipo de tecnificación de carreras por montaña de la FEMECV (Federación de Deportes de Montaña y Escalada de la Comunidad Valenciana). Por ejemplo, en el CMJ (salto contramovimiento), y como muestra de estas diferencias, las corredoras obtuvieron una media de 28,9 cm y 639,5 vatios de potencia y los corredores 35,2 cm y 795,5 vatios de media. Estas características se podrían relacionar con un mayor rendimiento en subida. De hecho, en ciclismo está comúnmente aceptado que una mayor potencia absoluta –incluso más que la potencia relativa- se asocia directamente con el rendimiento en subida –más que en llano-. Trasladándolo a la carrera, digamos que una alta potencia de miembros inferiores nos permitiría transportar el centro de masas más eficazmente hacia delante y especialmente hacia arriba. De hecho, en un estudio (Lazzer et al., 2015) se asociaron unos mayores valores de potencia (medida en CMJ) a una menor pérdida de economía de movimiento en un maratón de ascenso (43km y 0-3063+). Todo ello podría explicar, junto a otros factores, las mayores diferencias en trail running y más específicamente en carrera vertical entre corredores y corredoras y, también en parte, de los ganadores al resto de corredores (mayor necesidad de factores neuromusculares juntamente con cardiorrespiratorios unido quizás a una menor especialización en modalidad de KV).
Por otra parte, un aspecto muy interesante es que la diferencia entre hombres y mujeres tiende a reducirse con la edad en carreras de resistencia (Baumgartner et al. 2020; Waldvogel et al. 2019; Knechtle et al. 2020). Así, estimándose el pico de rendimiento en 33 años en carreras de 50 y 100 millas (Waldvogel et al. 2019) parece que la diferencia en ultras entre hombres y mujeres se reduciría ya partir de los 35 años de edad, al menos en ultras de unas 24h de duración (Peter et al., 2014). En este aspecto, la mayor diferencia (37%) que encontramos en una competición de trail –parte 2- fue en la edición de 2017 de la UTMB, con François d’Haene con 31 años en ese momento como ganador y Núria Picas con 40 años como ganadora. En este sentido, en un estudio (Varesco et al., 2019) se constata que, analizando datos de la UTMB, OCC como CCC, en las tres pruebas la velocidad media del Top 10 se reducía en alrededor de un 10% por cada década (23-39 años y 40-49) y alrededor de un 20% a partir de la década de los 50.
Volviendo a lo anterior, sabemos que los hombres tienden a reducir los niveles de algunas hormonas que influyen en los niveles de fuerza (p.e. testosterona) ya a partir de los 30 años y que, además, es a partir de los 45-50 años cuando se acentúa la caída en el volumen de masa muscular así como en niveles de fuerza. En este sentido, en una revisión sobre aspectos fisiológicos y biomecánicos en corredores máster (Willy & Paquette, 2019) se vio que dos de los factores que más descendían en este grupo de corredores eran el VO2máx así como la capacidad de generar fuerzas de propulsión (especialmente por parte de flexores plantares, que se activan en mayor proporción cuando se corre uphill) y, sin embargo, no se encontraron cambios en la economía de carrera. De este modo, vemos que dos de los factores que más podrían explicar diferencias de rendimiento en hombres y mujeres en carreras de ascenso o cuesta arriba –VO2máx y fuerza manifestándose en fuerza propulsiva- son los que pueden verse afectados en mayor medida con la edad y que, curiosamente, ello coincide con que a medida que se avanza en edad el rendimiento entre hombres y mujeres se va estrechando. Así, una mayor caída de dichos niveles en hombres junto con una mayor capacidad de oxidación de grasas por parte de las corredoras, podría ser relevante para acortar la distancia en el rendimiento. Sin embargo, esto no siempre se muestra en los resultados de las carreras. ¿Por qué? ¿Podrían en trail haber otros factores que compensan las ventajas que podrían tener las mujeres en larga distancia? Probablemente se necesitarían muchos más datos para poder contestar.
En todo caso, hay dos factores que podrían condicionar la diferencia entre hombres y mujeres en trail en mayor medida que lo hacen en llano. En primer lugar, tal y como se ha visto en otros deportes de resistencia, uno sería el porcentaje de grasa corporal, el cual generalmente es mayor en mujeres y, por la importancia de éste en el rendimiento en subida, podría ser un factor más relevante. De hecho, se ha determinado como un fuerte predictor del rendimiento junto con el VO2máx en un trail de 27 km y 1750+ (Alvero-Cruz et al., 2019). Por otro lado, hablaríamos de la capacidad de adaptarse al terreno o tener buena habilidad de bajada. De los cuatro aspectos que podrían determinar el rendimiento en bajada (tipo de pisada, percepción visual, ratio de fuerza en cuádriceps y capacidad de asumir riesgos), los dos últimos quizás podrían ser más diferenciales. En este sentido, en un análisis de los tiempos de un total de 9000 competidores en 44 ediciones de 7 carreras de montaña (Kay, 2014) se vio que 1) era en las bajadas donde había mayores diferencias entre corredores, 2) estas diferencias eran mayores a mayor componente técnico y mayor porcentaje de las pendientes y 3) había un mayor rendimiento en hombres respecto a mujeres en las pendientes más irregulares y pronunciadas, pero que a su vez, a mayor edad había un mayor descenso del rendimiento de bajada en hombres que en mujeres. Por tanto, dado que las bajadas son un factor muy influyente en el tiempo final, podría ser un factor que ayude a explicar las posiblemente mayores diferencias entre hombres y mujeres. No obstante, a pesar de poder ayudar a explicar en parte la diferencia en algunos resultados, no estoy tan seguro si en corredores y corredoras de élite existirían estas mayores diferencias. Y ojo, que esto es general y no hay que malinterpretarlo. Hay corredores que bajar será su punto débil y corredoras que bajan como tiros y que ahí residirá su punto fuerte. Hablamos de tendencias generales.
CONCLUSIONES
El trail running ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Sin embargo, ahora mismo todavía está a mucha distancia de otros deportes y todavía está en vías de consolidación. Por tanto, todo ello podría hacer que lo que parece ser una tendencia en diferencias de rendimiento hasta ahora pueda ser diferente en unos años. La mayor profesionalización –que podría hacer aparecer a más corredores de otras etnias-, mayor participación, aumento de ratio de corredoras, mayor acuerdo y regularización de los organismos competentes, presencia en centros de tecnificación… podrían hacer que las tendencias fueran diferentes. Por eso, el poder ‘centralizar’ las competiciones para que realmente compitan los mejores juntos ayudaría a realizar comparativas más representativas.
Además, hacer una comparativa en competiciones youth e incluso en competiciones prepuberales podría haber sido interesante para de alguna manera aislar algunas capacidades y ver si esto mismo sucede en esos grupos de edad. En todo caso, al menos en adultos, parece que las ventajas que predominarían en corredores a nivel de composición corporal, morfológicas, neuromusculares y de VO2máx tienen, de manera general, mayor peso que la capacidad de oxidar grasas, de termorregulación o de gestión del ritmo que predominaría en las corredoras.
En todo caso, en base a lo anteriormente comentado, parece que en el trail running podrían haber tendencias similares a carreras de ruta en cuanto a diferencias entre de rendimiento en hombres y mujeres por ser un deporte de carrera de resistencia; pero que debido a las características competitivas y de 'tiempo de vida' propios, aspectos sociales y por determinantes fisiológicos específicos, podrían cambiar en trail running algunas tendencias en cuanto a dichas diferencias.
Y con todo lo comentado, podemos tener unas mayores referencias para, según el corredor o corredora, mejorar los puntos débiles y explotar los puntos fuertes.
Arcadi Margarit
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Etiquetas: running, trailrunning, ultratrail