El Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), a grandes rasgos, recomienda para los adultos ejercicio cardiorrespiratorio, ejercicios de fuerza, de flexibilidad y neuromotores.
Dejamos una imagen que resume dichas recomendaciones básicas para tener un estilo de vida saludable y mejorar nuestra salud y calidad de vida.
Como sabemos, todos los deportistas no tienen la suerte de contar regularmente con pruebas de esfuerzo que nos ayuden a delimitar las zonas de entrenamiento y a realizar un seguimiento constante. Aún así, según Mujika (2006), una única evaluación a principio de temporada podría ser suficiente para determinar índices de entrenamiento adecuados que serían estables en el tiempo en cuanto a relación lactato-frecuencia cardíaca se refiere. No obstante, los ritmos o la potencia son mucho más variables, por lo que se deben ir modificando a lo largo de la temporada. Así, lo más recomendable sería, en su caso, seguir la FC como parámetro a principio de la temporada, para ir cediendo protagonismo a los ritmos a medida que se acerque el período competitivo. A pesar de ello, como hemos comentado, a veces no se puede acceder a estos recursos ni única vez cada temporada, y por ello, debemos ver qué hacemos para trabajar de una manera óptima y congruente de acuerdo con las ciencias del deporte y del ejercicio físico.
Como sabemos, el proceso de entrenamiento está regido por una serie de leyes o principios los cuáles debemos tener en cuenta para que dicho proceso sea lo más óptimo posible. Y uno de estos principios es el principio de variedad.
Muchas veces no se le da importancia a contenidos complementarios del entrenamiento, como en este caso, el entrenamiento del núcleo (CORE) o región lumbo-pélvica. Pero, ¿por qué debemos dedicar tiempo de nuestra sesión de entrenamiento a esta musculatura?
En la primera parte de este artículo, vimos las diferentes teorías que explicarían qué es y por qué se produce el dolor abdominal transitorio, comúnmente llamado flato. Pero, ¿sabes cómo prevenirlo, hacerlo desaparecer o al menos aliviar sus síntomas? En esta segunda parte te presentamosalgunas recomendaciones prácticas para paliarlo.